domingo, 29 de enero de 2017

ORACIONES DEL REY JACOBO II DE INGLATERRA POR LA CONVERSIÓN DE GRAN BRETAÑA

Traducción de las oraciones publicadas originalmente en http://romanchristendom.blogspot.com/2008/04/prayers-of-king-james-ii.html
  
Jacobo II Estuardo, el último rey católico de Inglaterra y Escocia, batalló con celo sacrificial durante su corto reinado (1685-1688) en restaurar pacíficamente la unidad del reino y liberar a los católicos de la opresión y persecución religiosa. Por ello fue despuesto por una conspiración lideradas por los infieles Whigs, que afirmaban trabajar por el bien de su país cuando en realidad defendían sus intereses personales y partidistas.

Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia, último rey católico de la Gran Bretaña

Jacobo nació y fue criado en la Iglesia de Inglaterra, pero él y su esposa Ana Hyde, se convirtieron al Catolicismo Romano y reconocieron que ésta era la Religión Verdadera, aún cuando Ana era hija de Eduardo Hyde, I conde de Clarendon, un prominente líder anglicano. Sin embargo, Jacobo era consciente de los peligros y en ninguna manera pretendía imponerse sobre nadie. Lo único que él quería era liberar a sus súbditos de ser perseguidos y oprimidos en razón de su fe, socorrer a los pobres y unificar el país bajo el estandarte de la libertad y la prosperidad.
 
Los ricos e hinchados Whigs, impulsores del capitalismo, no querían para nada los proyectos del rey. Ellos llegaron a su puesto gracias al anglicanismo impuesto por Enrique VIII e Isabel I, que les permitían conservar sus ganancias mal habidas y continuar la opresión.
 
Jacobo fue derrotado por una conspiración de traidores encumbrados, incluido John Churchill. El depuesto monarca se retiró a Francia, donde vivió en olor de santidad, visitando la Abadía de la Trapa, donde algunos de sus antiguos oficiales leales se hicieron monjes.

Estas oraciones fueron conmpuestas especialmente para él, y manuscritas en su libro de oraciones. En estos tiempos difíciles para la Iglesia, estas oraciones son especialmente relevantes para aquellos que desean permanecer leales a la Ortodoxia y Ortopraxis Católica frente a la hostilidad oculta y la renovada y creciente persecución por parte de los gobiernos seculares y aún del mismo liderato eclesial.

ORACIONES DEL REY JACOBO II DE INGLATERRA Y VII DE ESCOCIA, FRANCIA E IRLANDA

¡Omnipotente y sempiterno Dios! Tú que solo haces grandes maravillas, muestra las riquezas de Tu bondad a tu Iglesia desolada y perseguida, que ahora está doliente en su propio polvo y ruinas, rasgada por el cisma y despojada y arruinada por el sacrilegio.
  
Tú, que permitiste a tu pueblo reconstruir el Templo luego de una larga cautividad, míranos con los mismos ojos de piedad que a ellos. Restaura para nosotros nuevamente el culto público de tu Nombre y la administración reverente de tus Sacramentos; restablece al Rey, para que una vez más pueda entrar en tus Cortes con alabanzas y Te sirva con reverencia, unidad y orden, de modo que puedan ser aceptables ante Tu vista, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

¡Oh Señor Dios, poderosísimo y siempre bendito! Tú que eres glorioso en santidad, terrible en prodigios y hacedor de maravillas; humildemente te suplicamos que mires compasivo a esta parte perseguida de tu Iglesia, hoy desterrada de Tus altares públicos a las esquinas y armarios secretos, que Tu protección permanezca sobre nosotros, donde quiera que seamos dispersados, y un remanente preservado de entre nosotros por el cual tu Nombre sea glorificado, tus Sacramentos administrados, y las almas de Tus siervos sean guardadas de en medio de una generación corrupta y corrompida, para que Tu pueblo y las ovejas de Tu redil puedan tributarte gracias por siempre y siempre estén manifestando dignamente tu alabanza de generación a generación, por Jesucristo, nuestro único Salvador y Redentor. Amén.

[Fuente: Donald B. Aldrich (ed.), The Golden Book of Prayer. Dodd, Mead & Co., New York 1942, pp. 224-225.]

ORACIONES POR INGLATERRA

RECOMENDACIÓN DEVOTA
Te adoro y glorifico, ¡oh Santísima Trinidad!, Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo; ofrézcome a tu Divina Majestad, humildemente suplicándote que apartes de mí, y de todos tus fieles, todo cuanto te desagrade, y nos des lo que sea agradable ante tus Precencia. Concédenos que podamos hacer lo que nos has mandado, y después recibir lo que nos has prometido.
 
A Ti, oh Señor, encomiendo mi alma y mi cuerpo, (mi esposa y mis hijos, mi padre y mi madre, mis hermanos y hermanas), mis parientes y benefactores, mis amigos y familiares, todas mis cercanas y queridas relaciones, y todos aquellos por los cuales estoy obligado en alguna manera u otra a ofrecer oraciones. A Ti encomiendo este Reino [y a nuestro Gracioso Soberano]. Concédenos, oh Señor, que todos puedan conocerte, que todos puedan honrarte y reverenciarte, que todos puedan amarte y ser amados por Ti. Reduce a aquellos que están en el error, y retórnalos al buen camino; abole la herejía y convierte a la verdadera Fe a todos los que aún no Te conocen. Concédenos, oh Señor, tu Gracia, y guárdanos en tu Paz; que se haga tu Voluntad y no la nuestra: Conforta a todos los que llevan sus vidas entre el dolor, la miseria o las tentaciones, y consuélalos en sus aflicciones, tanto espirituales como temporales. Finalmente, encomiendo a tu santa Protección, que Te dignes concederle a los vivos el perdón de sus pecados, y a las almas de los fieles difuntos el descanso eterno. Amén.
 
LETANÍA DE INTERCESIÓN POR INGLATERRA
Antífona: No refresques, oh Señor, la memoria de nuestros delitos, ni los de nuestros padres; ni tomes venganza de nuestros pecados.
  
V. Señor, ten piedad de nosotros.
R. Señor, ten piedad de nosotros.
V. Cristo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, ten piedad de nosotros.
R. Señor, ten piedad de nosotros.
V. Señor, ten piedad de nosotros.
   
V. Jesús, recibe nuestras oraciones.
R. Señor Jesús, atiende nuestras peticiones.
 
V. Dios Padre, Creador del mundo.
R. Ten piedad de Inglaterra.
V. Dios Hijo, Redentor del mundo.
R. Ten piedad de Inglaterra.
V. Dios Espíritu Santo, Protector del mundo.
R. Ten piedad de Inglaterra.
V. Santísima Trinidad, Tres personas distintas y un único Dios.
R. Ten piedad de Inglaterra.
  
V. Santa María, Madre de Dios.
R. Ruega por Inglaterra.
V. Santa María, Reina de los Ángeles, cuya poderosa Intercesión destruye las herejías.
R. Ruega por Inglaterra.
V. Santa María, Virgen de Vírgenes, cuya Santidad eminente Dios ha honrado con tantos milagros.
R. Ruega por Inglaterra.
  
V. San Miguel, Príncipe de la Iglesia.
R. Ruega por Inglaterra.
V. San Gabriel, glorioso mensajero de la Encarnacion de nuestro Salvador.
R. Ruega por Inglaterra.
V. San Rafael, fiel guía de quienes perdieron el Camino.
R. Ruega por Inglaterra.
V. Santo Ángel, a cuya custodia ha sido encomendada esta Provincia.
R. Ruega por Inglaterra.
V. Todos los Santos Ángeles y espíritus bienaventurados del Cielo, que celebráis con gozo la conversión de los pecadores.
R. Rogad por Inglaterra.
V. San Juan Bautista, Precursor del Mesías y gran ejemplo de Penitencia.
R. Ruega por Inglaterra.
V. Todos vosotros, Santos Patriarcas y Profetas, amigos de Dios y que caminasteis en la Verdad.
R. Rogad por Inglaterra.
V. San Pedro, Príncipe de los Apóstoles y Supremo Pastor del Rebaño de Cristo.
R. Ruega por Inglaterra.
V. San Pablo, Doctor de los Gentiles, que de Perseguidor te convertiste en Predicador.
R. Ruega por Inglaterra.
V. San Andrés, primer Discípulo de Cristo, y constante Amante de la Cruz.
R. Ruega por Inglaterra.
V. Todos los santos Apóstoles y Evangelistas, principales Cultivadores de la Fe Cristiana, y celosos Mantenedores de la Unidad Católica.
R. Rogad por Inglaterra.
V. San Jorge, nuestro principal Patrono, cuyo Coraje permaneció invencible en medio de tantos tormentos.
R. Ruega por Inglaterra.
V. San Alban, nuestro primer Mártir, que, por la generosa caridad de acoger a un sacerdote fuiste llevado a la muerte.
R. Ruega por Inglaterra.
V. Santo Tomás de Canterbury, quien, como pastor fiel, entregaste tu vida en defensa de tu grey.
R. Ruega por Inglaterra.
V. Todos los Santos Mártires de esta nación, que voluntariamente perdisteis vuestras vidas aquí, para recobrarlas en la feliz Eternidad.
R. Rogad por Inglaterra.
V. San Gregorio Magno, vigilantísimo Obispo de la Iglesia universal, cuyo celo piadoso envió misioneros desde Roma para la conversión de nuestros antepasados.
R. Ruega por Inglaterra.
V. San Agustín de Canterbury, peculiar Apóstol de esta Nación, por medio del cual nuestros antepasados fueron reclamados del paganismo y la infidelidad.
R. Ruega por Inglaterra.
V. San Beda, venerabilísimo Confesor, por cuya vida religiosa y eruditos escritos, la Fe Católica fue eminentemente propagada entre nosotros.
R. Ruega por Inglaterra.
V. Todos los Santos Obispos y Confesores, por cuya Sabiduría y Santidad esta isla fue una vez un floreciente seminario de Religión.
R. Rogad por Inglaterra.
V. Santa Helena, muy santa Reina, y dichosa madre del primer Emperador Cristiano.
R. Ruega por Inglaterra.
V. Santa Úrsula, benditísima Mártir, que moriste en la gloriosa defensa de la Fe y la Castidad.
R. Ruega por Inglaterra.
V. Santa Winifred, muy admirable Virgen, aún milagrosa en medio de esta generación incrédula.
R. Ruega por Inglaterra.
V. Todos los Santos de esta Nación, que en medio de las innumerables alegrías del Cielo, aún retenéis una particular caridad por la conversión de vuestro país.
R. Rogad por Inglaterra.
V. Todos los Santos de todos los lugares, que, aunque repartidos aquí en varias regiones, estuvisteis unidos en la misma Fe, y ahora disfrutáis de una misma Bienaventuranza.
R. Rogad por Inglaterra.
  
V. Sénos propicio.
R. Perdónanos, Señor.
V. Sénos propicio.
R. Escúchanos, Señor.

V. De los peligros que justamente nos amenazan por nuestros pecados.
R. Libra, oh Señor, a Inglaterra.
V. Del espíritu de soberbia, rebelión y apostasía.
R. Libra, oh Señor, a Inglaterra.
V. Del espíritu de hipocresía, impiedad y sacrilegio.
R. Libra, oh Señor, a Inglaterra.
V. Del cisma, herejía y de toda ceguera de corazón.
R. Libra, oh Señor, a Inglaterra.
V. De la glotonería, ebriedad y la falsa libertad de una vida indisciplinada.
R. Libra, oh Señor, a Inglaterra.
 
V. Nosotros pecadores.
R. Te rogamos óyenos.
V. Para que te dignes acelerar la conversión de éste, nuestro miserable país, y reunirles en la antigua Fe y Comunión de tu Iglesia.
R. Te rogamos óyenos.
V. Para que te dignes particularmente en tener misericordia de nuestros parientes, amigos y benefactores, y abras sus ojos para ver la belleza de tu Verdad y abrazarla.
R. Te rogamos óyenos.
V. Para que te dignes inclinar los corazones de todos los Magistrados para que entiendan rectamente nuestra Religión, e imparcialmente consideren nuestros sufrimientos; y como difícilmente pudieran estar de acuerdo con nosotros, haznos retribuirles con exacta fidelidad al realizar nuestros deberes ante ellos.
R. Te rogamos óyenos.
V. Para que te dignes confortar y fortalecer a tus siervos que sufren por la Fe Católica, y no permitas  que los más débiles entre los nuestros, por cualquier tentación que venga, se aparten de Ti y de tu Verdad.
R. Te rogamos óyenos.
V. Para que te dignes asistir con tu Gracia especial a esos buenos pastores que arriesgan sus vidas por su rebaño, y aumentes diariamente en ellos la llama de tu Amor, y el Celo de ganar almas.
R. Te rogamos óyenos.
V. Para que te dignes preservar a los Católicos de este país de todo pecado y escándalo, y para adornar nuestras vidas con piedad sólidad, para que nuestro Enemigo, viendo nuestras buenas obras, pueda glorificarte a Ti, nuestro Padre celestial.
R. Te rogamos óyenos.
V. Para que te dignes  concedernos la gracia de transformar las restricciones y desventajas temporales en que hemos caído, en una ocasión de retiro y severidad cristiana, supliendo nuestra necesidad de asambleas públicas por una gran diligencia en la devoción privada.
R. Te rogamos óyenos.
V. Para que te dignes gobernarnos por tu buen Espíritu, a fin de que podamos aceptar el refrigerio y libertad, como te has dignado concedernos, con gratitud, usarla con modestia, y darle a entender a los otros por nuestro proceder, que nada es agradable a nosotros excepto lo que tienda a tu Honra y al bien del prójimo.
R. Te rogamos óyenos.
V. Para que te dignes iluminar los corazones de todos los cismáticos, que viven fuera de la Iglesia, a fin que seriamente aprehendan el peligro de su estado, y la gran importancia de la Salvación eterna.
R. Te rogamos óyenos.
V. Para que te dignes dirigir misericordiosamente tu mirada desde el Cielo sobre las lágrimas de los afligidos y la sangre de tantos mártires, que han gastado sus vidas y padecido la muerte para convertirnos a Ti, ¡oh Hijo de Dios!
R. Te rogamos óyenos.

V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R. Perdónanos, Señor.
V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R. Escúchanos, Señor.
V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R. Ten piedad de nosotros, Señor.      

V. Señor, ten piedad de nosotros.
R. Señor, ten piedad de nosotros.
V. Cristo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, ten piedad de nosotros. 
V. Señor, ten piedad de nosotros.
R. Señor, ten piedad de nosotros.
      
Padre nuestro, que estás en los Cielos, santificado sea el tu Nombre. Venga a nos el tu Reino. Hágase tu Voluntad, así en la tierra como en el Cielo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy, y perdónanos nuestras deudas, así como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.V. Y no nos dejes caer en la tentación.
R. Mas líbranos del mal. Amen.
V. Oh Señor, escucha nuestras oraciones.
R. Y que nuestras súplicas lleguen hacia Ti.

Oremos:

ORACIÓN
Omnipotente y sempiterno Dios, cuyos Juicios son justos, y sus Consejos inescrutables, que visitas las iniquidades de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación, y aún entonces recuerdas tu Misericordia: Perdona, te suplicamos, los pecados de nuestros antepasados, y aparta tu Ira de su posteridad; libra a los ignorantes de ser seducidos por falsos maestros, y a los entendidos de ser abusados por sus pasiones, y a la Nación entera del espíritu de contradicción, licenciosidad y discordia; que en lugar de las muchas divisiones y cambios en la religión, bajo la cual ellos trabajan, ellos puedan nuevamente ser restaurados a esa Unidad de Mente, Firmeza de Fe, y Tranquilidad de Conciencia, que no puede encontrarse sino en la Comunión de Tu Iglesia, ni ser posible encontrarla sino es por conducto de Tu Gracia.
 
Oh Dios eterno, que en este gran Diluvio de herejía, que lo anega todo y casi cubre la faz de esta tierra, te has dignado escoher un pequeño número para Ti mismo y les salvaste en tu Arca santa de la común inundación; alabamos y glorificamos Tu infinita Bondad, por la cual disfrutamos el consuelo de una firme y arraigada Creencia, libres de la inconstancia de aquellos que, no teniendo soporte sino en sus propias fantasías, flotan y se hunden incesantemente, y al final se hunden en el golfo de la infidelidad; haznos sensibles, oh Señor, a esas tus inexpresables bendiciones, que así como nosotros Te conocemos por una Fe cierta, podamos amarte con perfecta Caridad; y fijando todas nuestras esperanzas en los gozos de una vida futura, suframos con paciencia cuanto Tú permitas aquí, y aún nos aferremos a lo que has prometido después, por Jesucristo nuestro Señor y único Salvador. Amén.

PARA DECIRSE DIARIAMENTE EN TIEMPO DE PERSECUCIÓN
Oh mi Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, que por mi redención sufriste una ignominiosa muerte en la Cruz; humildemente te ofrezco mi alma, mi cuerpo, mi vida, mis bienes y toda mi fortuna, para que sean en todo dispuestas de acuerdo a tu divina Voluntad; y si te pareciere bien que pudiera perder mi vida o mis bienes por la profesión de tu santísimo Nombre y de la Religión Católica, señor, yo humilde y libremente me someto a ello, suplicando de tu infinita Bondad y Misericordia, y por los méritos de tu amarga Pasión y Muerte, me concedas el perdón de mis pecados; me concedas la fortaleza y la paciencia para superar todas las tentaciones y adversidades; perdonar a todos mis enemigos y perseguidores, y todas las injurias que me hayan hecho con el pensamiento, palabras y obras, y nos hagas a todos partícipes de tu Reino celestial. Tú que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, y eres Dios, por todos los siglos. Amén.
 
ORACIÓN POR EL REY
V. Señor, salva a nuestro Rey N.
R. Y escúchanos benignamente el día en que te invoquemos.
Oremos:
Te suplicamos, oh Dios todoposeroso, que tu siervo nuestro Rey N., que por tu misericordia asumió el gobierno de este Reino, reciba el aumento en todas las virtudes; para que adornado decentemente por ellas, pueda evitar la enormidad del pecado, y siendo agradable ante Tu Presencia, pueda al final ir a Ti, que eres el Camino, la Verdad y la Vida. Tú que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
 

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